3 de marzo de 2012

Entre el "despierta despierta" y el "todo me da igual"


Se habla del porno como perturbador de la psique, como conmovedor de lo más profundo, como metaficción (metasexo) o hiperrealidad. El porno empequeñece nuestra propia sexualidad. Por una parte, porque con el porno nosotros dejamos de ser los protagonistas, nos dejamos llevar y dejamos que las imágenes de otros cuerpos nos conviertan en espectadores, pero a la vez pone nuestra sexualidad individual en primer plano, porque nos genera esa obligación de "convivir" con la pantalla, de "tomar partido", de "involucrarnos", de masturbarnos con la imagen de otro, de tal manera que somos capaces de des a pa re cer.


La sexualidad. Esta imagen de la pornostar expresa perfectamente su estilo ante las cámaras: esa lucha entre el "despierta, despierta" y el "todo me da igual"... La indolencia del sexo, el autodescubrimiento, la autoficción, el descubrimiento de un mismo en ese yo mediatizado. La metáfora del sexo como un accesorio en el que apáticamente hundimos los dedos. Y el porno, que es esa industria que ha hecho evolucionar la imagen de un cuerpo como sus partes sexuales rodeadas de piel. Somos sexo rodeado de piel.

Llevaba tiempo pensando en escribir algo así, pero el periodista Rubén Negro se me ha adelantado y ha escrito el artículo que yo debía. "Nos han anestesiado", dice Gonzalo Sánchez en los comentarios. Siempre se ha dicho que la televisión, que la imagen diaria en movimiento nos amuerma. Más en un tiempo como este. Buscamos la evasión en la hiperrealidad que no nos toca, pero se adentra en nosotros fácilmente, sin esfuerzo, y que a fin de cuentas percibimos también como realidad. 

Todo mal, todo está mal, todos los comercios cierran, todas las empresas echan a sus empleados, todo se acaba. Occidente se retuerce de rabia y de pereza antes de morir.

Ahora habrá que mirar a Asia. Japón parece desde aquí ese paraíso de evolución, donde se venden por 12.000 euros muñecas de 24 kilos, aparentemente humanas, que se dejan hacer lo que quieras. El país nipón tiene serios problemas de natalidad porque la mayor parte de la gente vive el sexo como una obligación biológica solitaria. Precisamente hoy he visto este reportaje de Documentos TV, sobre los sinsexo japoneses. 

La evolución de la sexualidad, según parece, según se dice, tiene esa cara tersa y plástica: la de la masturbación, la del yo de las cabinas de sexo, la de los masturbadores tenga, la de los herbívoros que solo se enamoran de sí mismos... La de una persona que se mira al espejo o deja que lo miren para buscarse dentro. La sexualidad tiene la cara del asco y de la brutalidad, de la ternura y de la vulnerabilidad. Como en todo, como en Occidente, como en Sasha Grey y en sus escenas feroces llenas de fuck me fuck fuck fuck fuck hay algo de autodestrucción, de romper desde dentro con todo. Como la manzana-corazón que se infla y se infla y explota. 

3 comentarios:

Miguel Ángel Maya dijo...

...Hace apenas dos semanas hablábamos, la amiga de una amiga común (suya/mía) y yo, de Miss Grey, más allá de Dostoievski, y lo que significaba como actriz...
...Yo nunca creí en el star-system, y mi gran referente porno es el napolitano Marco Salieri, director-guionista, a quien tuve el honor de ver dirigir una escena tiempo atrás, en el Lungomare de Nápoles, en un Rolls-Royce, con una actriz rubia y maravillosa a quien, por primera vez en mi vida, vi en carne y hueso y no en la pantalla, que llevaba puesto un vestido negro y una pamela y un velo de gasa...
...Fue eso, ver a la actriz en carne y hueso, vestida, sin hacer absolutamente nada, recibiendo instrucciones de Salieri, lo que me provocó un estado de nerviosismo que jamás había logrado provocarme un primer plano por muy mojado que estuviera...
...Curioso...
...(Bonita entrada)...
:-)

Darío dijo...

Hay porno y porno. Sasha me parece ultra sensual. Voy a leer.

vaderetrocordero dijo...

Yo es que soy más bien de follar

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