el cuerpo vive resignado en la distancia y el deterioro.
el cuerpo: suciedad y sexo, escasez, impasividad.
el cuerpo, tan inhabitable, la nueva alma.
Pouring rain in Dublin |
Quien ha visto llegar una tormenta,
ya conoce mi vida.
En un segundo
cambia la luz,
la arena huele a barcos mojados;
el viento abre ventanas
y dilata los bosques;
las espigas
son arrecifes de coral
y el aire
se extiende por la piel
como un aceite dulce, perfumado.
Quien ha visto acabar una tormenta,
ya conoce mi vida.
En un instante
todo se oscurece,
se sofoca,
se extingue,
lo mismo que una flor quemada por el hielo;
la lluvia fue mercurio,
y ahora es sangre a los pies de las estatuas;
vuelve a salir el sol,
tenaz
y débil,
como la madreselva entre las ruinas.
Así es
como ha ocurrido
y es tan fácil contarlo,
tan fácil
de entender:
quien alguna vez supo mirar una tormenta
conoce nuestra historia.
ya conoce mi vida.
En un segundo
cambia la luz,
la arena huele a barcos mojados;
el viento abre ventanas
y dilata los bosques;
las espigas
son arrecifes de coral
y el aire
se extiende por la piel
como un aceite dulce, perfumado.
Quien ha visto acabar una tormenta,
ya conoce mi vida.
En un instante
todo se oscurece,
se sofoca,
se extingue,
lo mismo que una flor quemada por el hielo;
la lluvia fue mercurio,
y ahora es sangre a los pies de las estatuas;
vuelve a salir el sol,
tenaz
y débil,
como la madreselva entre las ruinas.
Así es
como ha ocurrido
y es tan fácil contarlo,
tan fácil
de entender:
quien alguna vez supo mirar una tormenta
conoce nuestra historia.
Tormentas,
Benjamín Prado.
3 comentarios:
Gracias por tus palabras. Y por cierto, Benjamín Prado es una de mis mayores influencias.
Un saludo.
el cuerpo es la tormenta.
bonita foto, bella.
:**
Y la carne y el hueso, expuestos, son los rugidos de los leones que nos habitan.
(un relámpago
para tu tormenta)
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