10 de marzo de 2013

Mascha Kaléko y los libros que crecen en la estantería




Hace poco salió en España la primera traducción (si no me equivoco) de la poeta judía-alemana Mascha Kaléko (1907, Galizia, Imperio Austrohúngaro -hoy Polonia-, 1975, Zürich, Suiza): Tres maneras de estar sola, una selección de toda su obra por Inmaculada Moreno.

Pregunté en La Rayuela (una de las pocas librerías de literatura española en Berlín y con la que también estoy extrañamente conectada) por el libro y me dijeron que podía empezar con una antología de poesía infantil, que contenía algunos poemas suyos. Así lo hice.

Algo le pasa a mi cabeza que no entiendo. Acababa de terminar un libro esta mañana y lo volví a dejar en la estantería cuando descubrí, ahí, tan blanco, un libro de Mascha Kaléko comprado antes de saber quién era. Comprado en un mercadillo hace meses (¿un año?) porque el título me había gustado mucho en su momento (En mis sueños repica -resuena- la tormenta). Tuve que pensar un rato de dónde había salido. Si alguien lo había dejado simplemente ahí.

Hay algo raro en todo esto, ¿no? Traduzco dos poemas a petición popular. Kaléko vuelve a un nuevo Berlín español. Su poesía deja piedras en el camino para volver. 

Es muy sutil.

Hola, nieve. De nuevo invierno. Scheiße! Feliz domingo.


Signal

Als wir zu dritt
Die Straße überquerten,
Wurde sogar
Die Verkehrsampel
Rot.
Umstellt von der Meute
Abgasschnaubender Wagen,
Ergriff ich den Ar des einen,
Der rechts von mir ging.
Nicht den des anderen,
Dessen Ring ich trug.
Als wir zu viert
Uns jenseits der Kreuzungen
Trafen,
Wußten es alle.
Der eine. Der andre.
Das Schweigen.
Und ich.

Señal

Cuando nosotros tres
cruzamos la calle
el semáforo se puso en rojo.
Rodeados por una jauría
de coches desbocados
agarré el brazo del que iba a mi derecha.
No el brazo del otro:
del que yo llevaba un anillo.
Cuando nos encontramos
los cuatro
al otro lado del cruce
todos lo sabíamos:
El uno. El otro.
El silencio.
Y yo.

***

Gruß aus Davos

Es hustet einer so wie du
Im Zimmer nebenan.
Ich sah ihn heut am Frühstückstisch,
Den fremden kranken Mann.

Das Personal stand wie ein Heer
Vor seinen Wünschen Wacht,
Und jeder seiner Blicke schien
Zu kommandieren: Habt acht!

Er aß und trank, er aß und las
Sein vaterländisch Blatt.
Und in der Küche heißt man ihn
Den Herrn von Nimmersatt.

Mit diesem Individuum
Wohn ich nun Tür an Tür.
- Und hustet es von nebenanm
So sehn ich mich nach dir...


Saludo desde Davos

Uno tose igual que tú
en la habitación de al lado.
Lo vi hoy en la mesa del desayuno:
el hombre enfermo y extranjero.

El personal, como un ejército, se mantenía
alerta ante sus deseos.
Cada una de sus miradas parecía
ordenar: ¡prestad atención!

Comió y bebió, comió y leyó
su periódico patrio.
En la cocina lo llaman
el señor insaciable.

Con ese individuo
vivo ahora puerta con puerta.
- Y la tos que procede de al lado.
Tanto te añoro a ti...

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