15 de noviembre de 2012

Qué se puede leer en la U-Bahn cuando todos se bajan, cuando ya apenas queda nadie en la última estación


obertura a un ghetto mental, 
eclipse total al mundo real, 
me siento bien a este lado del cristal. 

Elphomega

pero, ¿quién puede matar a un perro? 

Elphomega

Con el tranvía aún en marcha, Roy se apea en una parada desierta. Un complejo de apartamentos, paredes cubiertas de grafitis ("¿Quién vigila a los vigilantes?", "No, Dios, Bienvenidos al Planeta Infierno", "Corred putas al poder, que vuestros hijos ya llegaron"), muros que rodean solares, pavimento en putrefacción.
Los muertos, Jorge Carrión


Reivindico desde la U-Bahn la no-novedad. La oscuridad del primer Elphomega. Las novelas de ambiente, las novelas manoseadas, las manchas del uso. Los libros del año anterior que nunca se dejarán caer en las páginas de las revistas de este año. Los CD's rayados por el uso y los discos que van cayendo abajo abajo más abajo de nuestras torres de CD's, de nuestra experiencia. Abajo, "como los DJ's que están diggin", abajo, profundo.

Uno a uno se bajan.

Reivindico lo conocido, reivindico lo desmembrado.

Reivindico mi dolor: la cíclica biología de mi útero, la cíclica manifestación del invierno.



alle fahrgäster müssen hier aussteigen. bajo. yo, abajo. al fondo. camino. pienso cómo escribir este post cuando camino a través de la niebla y nadie pasa.

la noche reina. 
el invierno vuelve
periódicamente 
a nacer de la maleza.

la niebla se agarra de alguna manera a la matriz.
la niebla se queda.





1 comentario:

Hakka dijo...

Un camino a casa, de noche, con Elphomega entrando en la cabeza por las puertas de los oídos puede inspirar mucho.

Y una tarde de sábado en otoño con café calentito también se disfruta con él de fondo. Aunque no haga sol :P

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