26 de junio de 2010

niña supina

la repetitiva y tediosa cadencia de las mismas frases pesan como losas que gritan dentro pero que debo callar. la inoportuna tristeza que asalta a los antiguos viajeros antes de llegar a su destino y consigue frenarles en seco, mirarse y llorar juntos por las cosas que no van a venir, aunque lo deseen, es el mensaje oculto de mis evidencias. el proceso de socialización es un hilván, es una aceptación de las palabras que no tienen sinónimos, que no tienen analogías, que son lo que son y se te clavan como dardos en carne tierna. te quiero o no te quiero.

no quiero deshacer mis maletas porque están llenas de recuerdos. la energía positiva está detrás de esas nubes negras que amenazan tormenta, una tormenta de verano demasiado parecida a mí.  el desanimo es el estado natural de las personalidades múltiples, de las niñas necias. no te hago falta. no me hago falta, y eso es triste. la autoflagelación es mi especialidad. lo hago siempre que nadie me escucha. varias cicatrices recuerdan que nunca he parado taxis en medio de la noche, desgarrada, inundada de lluvia y de mentiras, que nunca le he dicho al  taxista imaginario que me alejara de la ciudad. nunca lo he hecho, pero me siento así cada día de mi vida.

a cambio, conduzco ebria esperando la muerte. mis ganas de vivir son enormes, pero la realidad no las puede asimilar. mi piel está sudada, pegajosa, aunque vivo muy lejos del mar, y en ella se cosen lunas de ayer y caricias poco originales que, aun así, te hacen sentir bien. a salvo.aunque sean imaginarias.

te quiero llevar a un lugar, tú irás en el asiento del copiloto, consultando el mapa de las constelaciones más remotas. yo fumaré. te miraré y se me saltarán las lágrimas por la felicidad del momento. tú fijarás tus ojos en mi pelo y verás estrellas donde sólo hay manchas y sudor y besarás silencioso, sin moverte, la piel que hay entre mi oreja derecha y mi clavícula. yo te diré que te amo. y eso es más de lo que en sueños puedo decir.


5 comentarios:

Rebeca dijo...

Uufff... cojonudo.
Sobran las palabras.

Madre mía, lo que voy a echarte de menos este verano...

tormenta dijo...

gracias rebe! y yo a ti. muá

Mario dijo...

Me encanta conducir con un buen copiloto indicándome el camino. Me encanta hacerlo solo, buscando cielos cargados de estrellas. Me gusta que suene la música con y sin copiloto.

Hoy conduciré por los paisajes de tu literaturiedad. Es un placer sumo, y sigo, leerte.

Felicidades por el texto.

Ex Anónima dijo...

No cojas taxis, coje el coche (con o sin copiloto) y conduce hasta que se te acabe la gasolina, sin posibilidad de giros de 180 grados. Porque mucho me temo que así es la vida...

Buen post ;)

tormenta dijo...

@Mario: Gracias, Mario. Un placer verte de nuevo por aquí.

@Ex anónima: Gracias. Me alegro de que te guste. Un saludo.

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