estoy haciendo un trabajo para la asignatura de teorías del sujeto sobre la estupidez humana y sus dos vertientes más claras: la estupidez del niño (una estupidez inocente, primigenia, estética) y la estupidez carente de conciencia, que es la que puede llegar a ser cruel.
tengo varios problemas sociales. no soy capaz de saber cuándo debo callarme, cuándo sobro, cuándo no estoy actuando como se espera. he pensado que muchas situaciones estúpidas se dan por simple desconocimiento de las normas sociales. lo estúpido, dice Musil, es lo primigenio: por eso nos produce un placer estético, disfrutamos de un niño que hace una tontería porque nos recuerda a algo "original", que ya está perdido.
el yo radical frente al mundo, con sus normas y su lógica y su extrañamiento. Y cómo vivir y beber en Madrid y cómo crecer hacia arriba y cómo ver a los demás y empezar a acercarme a lo extraño. Recoger mi yo líquido tirado encima de la mesa y recomponerlo: no ser más arrojado, crecer. Ir a la zaga. Whatever...
Cómo como puedo echar tanto de menos el invierno.
el viernes, a la vuelta de Atocha |
historia de vida a través del sujeto que mira (esta fui yo, yo no miro, estas fotos, fotógrafos que me miran ¿me ven? de una manera determinada, cada casa, cada hombre, volver a casa, ser yo, ¿ser yo?). es cómo estas personas, importantes/muy importantes, me miraron en su día y ya no lo hacen. mirarse a sí misma desde los ojos que miran.
3 comentarios:
Usted nunca podría ser estúpida, se lo digo desde acá, océano de por medio. UN abrazo.
Nunca he encajado muy bien en esa normativa social, pero la sensación generalizada es que hay que asumir la naturaleza de esas protocolarias relaciones para adaptarse al medio. O eso, o andar sobrado de determinación.
siempre bella, y creciendo.
pd: el invierno en madrid es el más bonito que conozco... esa luz.
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