11 de noviembre de 2012

Carne independiente

Iba a ponerme a estudiar alemán antes de acostarme (sí, acostarme, porque me acuesto a las 22.30), pero me ha llamado mi madre.

Y ahora tengo cosas que decir.

- Mamá, me voy a cortar el pelo esta semana.
- Bueno, bien, haz lo que quieras, ya eres mayorcita -le da por reflexionar un segundo- Pero más tatuajes, no, eh.
- Qué más te da. No los vas a ver.
- Algún día los veré, seguro. Eres carne de mi carne.
- No, mamá, yo soy carne independiente.





No sé, ropa y libros. Libros y ropa. Libros y ropa. Ropa y libros. Creo que tengo un problema, gente.

Claro, me he comprado a Pizarnik. Y es que me leo un poema en el S-Bahn y creo que me va a estallar la cabeza.

Sé que hay gente que no entiende esto de leer y de estar loca por la poesía y hay gente que nunca se ha acercado a la palabra escrita ni al lenguaje casi extraterrestre de la poesía.

Pero cómo no... emocionarse (¿vale la palabra emocionarse?) ante sentir que la dicha se coagula / o bien o mal o bien / extrañeza de sentires innatos / cáliz armonioso y autónomo / límite en dedo gordo de pie cansado y / pelo lavado en rizosa cabeza / no importa: / es mío es mío es mío!! (sic).

Sé que mi abuelo empieza a morirse un poco cada día y yo no dejo de pensar en el suicidio de Pizarnik, un suicidio poético, la manera que ella encontró de que la amaran, de hacer que la amaran un poco más. Mi abuelo es un hombre mayor, como Lêdo Ivo, pero mi abuelo no vive en Brasil ni nunca ha leído poesía. Su madre, que se llamaba María, le decía lo listo que era cuando aprendió a escribir su nombre en un papel. Eso era más de lo que ella aprendió.

Yo también aprendí a leer después que él. Aprendí a escribir mi nombre. Siempre yo. Debajo de mí, yo. Yo, materia, cero absoluto. Carne de otra carne. Carne de mi propia carne.

En fin.

Que me corto el pelo. Que mañana se acaba el plazo para votar mi blog. Sé que no voy a ganar ya, necesitaría un milagro de votos. Un montón de votos, vamos. Un millón.

Pinchad en la imagen para votar. Dadme unas estrellitas, please.

Y nada, que hoy también me he dado cuenta de que he dejado de decir ciertas palabras en alemán, que antes decía habitualmente. Palabras como "Ausreden" o "verlezten". Es un paso, creo. No nombrar. Ahora aprendo vocabulario relacionado con el trabajo y las profesiones.

Puf. Debería ponerme a estudiar.

4 comentarios:

Álvaro Domínguez dijo...

Yo también tengo que ponerme a estudiar. Y yo también me voy a cortar el pelo. Y yo también necesito un milagro para ganar el concurso de blogs. Y (por último, lo prometo) yo también libros y ropa, ropa y libros.
Inquietantemente paralela a mi vida, esta entrada.

tormenta dijo...

Somos todos la misma carne.

Juan A. dijo...

Eres muy genial.

tormenta dijo...

y me he puesto roja.

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