1 de agosto de 2012

Infancia (II: Por fin decir todo)


Todo viene de la infancia y qué fácil es decir "todo". Lo bueno de los cambios es que lleva menos tiempo acostumbrarse a estar sola. Lo aprendí en la infancia.

Todo tiene que ver con la infancia. Como por ejemplo: yo. 

También no abrazarme ya a tu cuerpo. También querer escapar de mi cuerpo. También que te hayas ido, porque decidí no matar a mi padre y a cambio me casé con un niño. ¿Qué niño? 

No querer ser adulto, no saber ser adulto, que viene a ser lo mismo.

¿Por qué vuelvo a la infancia? ¿Por qué ahora?

Porque la infancia es el camino para mirar hacia atrás. Buscarle ojos a la infancia y decirme: mira, ahí tienes la cadera de la que crees carecer. Y tu cuerpo es así. Ahí lo tienes. Ahí la melancolía.

De aquí no se regresa.

Fotograma de la película Hoy empieza todo, de B. Tavernier.

4 comentarios:

Emily dijo...

Y tu cuerpo es ahí.

:*****

Darío dijo...

La intensa necesidad de recuperar ciertas ingenuidades...

Amanecer Nocturno dijo...

Cómo dueles.

tormenta dijo...

Danke! :)

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