24 de septiembre de 2009

Mudar

Me levanto de la silla. Rebusco en mi armario aquel modelito que tanto me gusta. Lo arrojo a la maleta y me vuelvo a sentar enfrente de la pantalla del ordenador.

Transcurren dos, tres minutos. Vuelvo a levantarme. Esta vez voy a la cocina. Saco del armario una caja de medicamentos. Para la regla. Regreso a la habitación.

Me relajo. Pongo música. Pero no puedo estarme quieta.

Intento acordarme de dónde está una de mis bolsas bandoleras. Después de un rato, la encuentro y meto en ella a Grass, a Grijelmo y a Nietzsche. A mayores, algún manual casi imprescindible.


Me siento en la cama. Me miro las uñas. Están casi despintadas. Debo darles con un poco de quitaesmalte.

Me levanto y busco en el segundo cajón de la mesita derecha los cinturones y una caja de pendientes. Cojo del joyero de madera de mi escritorio los colgantes y anillos que me voy a llevar.

Irme. Recoger mi vida, dejar recuerdos, soñar con fabricar otros nuevos. Marcharme. Alejarme de lo que llamaba cariñosamente "este maldito agujero"... Instalarme un año más cerca de mi facultad y tan extramente lejos de mis sueños...

Mañana es el cumpleaños de una amiga. Le envuelvo su regalo en papel de colores. Mañana me despido. Mañana es mi último día. Y luego, miles de proyectos, miles de esperanzas para un nuevo año que se irán al garete. Pasado mañana.

Dormiré en otra cama, lejos de mi nido, en otra dimensión. Me invadirán otros pensamientos.

Revolviendo en armarios ajenos y buscando más maletas, no puedo dejar de pensar en la vida tan predecible que llevo. Además, estas situaciones tan contrarias provocan en mí sentimientos extremos.

Mis amigos. Apenas conservo fotos con mis amigos.

Y me voy a ir. A continuar con mi vida programada. Me cuesta desprenderme de lo conocido, pero tampoco me gusta lo que he encontrado fuera. Tengo miedo.

Miro en la pantalla. Sigo delante del ordenador. Intento conectar con ellos. Conectar en el sentido más personal. Pregunto en el espacio cibernético...pregunto por ellos. Nadie responde.

Me voy. Me voy a ir. Me quedan horas para largarme... Pero se me enciende una idea. Me voy a ir...de este antro, de estos lugares podridos...

Sí, me voy a ir. Pero no diré adónde.


La foto la he sacado de ahí.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Marchate...no digas a donde...pero...yo siempre te estare protegiendo desde la otra esquina.

Marina de Luna dijo...

Pues yo tengo muchas muchas ganas de que vengas!

Llámame.

Muá*

Sam Sayer dijo...

Ten cuidado cuando nadie responda.

Me alegro de que te diga algo lo que escribo, ;)

I. Pichel dijo...

Es inevitable tener el corazón de mudanza de cuando en cuando.
Un saludo y un canto de ballena. =)

Anónimo dijo...

Duele marcharse, pero hasta qué punto merece la pena permanecer encerrado pudiendo salir y volar???

Yo me quiero ir, pero no tengo valor.

(No te vayas del blog, eso nunca:))

Caco dijo...

Hala. Yo también me estoy leyendo el banquete de Platón, hace poco lo "regalaban" como primer número de un fascículo por muy poco dinero =)

P a t. dijo...

"Miro en la pantalla. Sigo delante del ordenador. Intento conectar con ellos. Conectar en el sentido más personal. Pregunto en el espacio cibernético...pregunto por ellos. Nadie responde."

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