2 de abril de 2014

Ella, que sigue siendo luz

Han pasado dos días.

Ya puedo articular alguna palabra, aunque no sé con cuánta coherencia y sentido. Después de dos días, de mucha compañía, muchos mensajes, muchas llamadas, muchas lágrimas compartidas, he encontrado algunas palabras y me he hecho algunas promesas.

Me he prometido tenerla siempre presente. Pensar en ella a menudo, pensarla en las cosas pequeñas. En el viento, en el café de la mañana, en el cigarrillo que no encenderé, en la lluvia, en los poemas de palabras también pequeñas, en las lecturas, en la ropa limpia, en la cena de los domingos, en el mar.

Esta noche he vuelto a dormir poco, porque la muerte, como dijo E., me ha abierto los ojos. Su muerte me ha hecho más valiente, más fuerte, más como era ella. Para mí era todo valentía y luz. Era tanta luz que ahora mismo estoy ciega, pero era tanta luz que solo puedo seguir mis pasos iluminada por su recuerdo.

Le escribiré una carta contándole muchas cosas. Le diré: "querida Ana, no sabes cuánto pienso en ti", "no sabes cuánto te echo de menos", "no sabes lo feliz que me has hecho por cruzarte en mi vida". 

Mi pequeña Epidermia ya no es solo mi primer libro, es su mirada, es su presencia, es su apuesta, son sus lágrimas y sus risas en Almería. Pensaré en ella si consigo publicar mi segundo libro y también si escribo un tercero o un cuarto. Ella confió en mi poesía y eso significa que confió en mí, en esta persona que escribe ahora y que todavía busca saber quién es. No sé cuántos editores lloran cuando escuchan a sus autores recitar. No sé cuántos editores existen en este país que sepan implicarse tanto y tan profundamente en lo que creen, en lo que aman.

En las dedicatorias de mi libro, yo había puesto inicialmente: gracias a Ana y a Pedro, por confiar. Ella lo borró en las pruebas. Simplemente gracias a ti, me dijo. 

Si me miráis muy de cerca, quiero que sepáis que parte de lo que soy sí es gracias a ella, a este ser maravilloso, a su generosidad y a su confianza. Que ella dio tantas cosas por tantas personas. Que nos hizo tan felices su existencia.

Ella, que lo hizo posible; ella, que era luz y que lo seguirá siendo. 

Hasta la vista, gaviera. Gracias, gracias, gracias, gracias.


6 comentarios:

Marilyn Gould dijo...

Suscribo palabra a palabra, puntos y comas mediante. ¿Cómo seguir? Creo que con la confianza de que no estamos solos y de que, además, volveremos a vernos. aSÍ LO CREO.

Marilyn Gould dijo...

Yo también le agradecía en mi libro y ella lo borró. Ahora el libro es más importante porque la tiene a ella y yo tengo el libro y tengo eso.

tormenta dijo...

Exacto.

Patricia Úbeda. dijo...

Ay, gracias a ella, descubrí vuestros tesoros en papel, gracias a ella os descubrí.

Darío dijo...

Qué doloroso. Te abrazo.

Cris.ull@gmail.com dijo...

También se queda conmigo. Preciosos recuerdos, la infinita alegría de haberla conocido, y muchísimo que aprender de su actitud. Cada día.

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