22 de abril de 2013

Lengua nómada

Suena nada.

Suena un motor (una fuga).

Suena un sobre deslizándose, suena otro sobre, suena hueco.

Suena Natalia.


¿Quién va a salvar este mundo?
¿Quién salva las palabras si todo el mundo arde?


Natalia Litvinova suena a mundo. Suena a mundo partido, a mundo refundado.
Suena a las entrañas del bosque.

Suena a una canción rusa. Suena a París. Suena a Buenos Aires.
Suena a palabra.

Natalia es todos los versos que le faltan a la nieve.
Los versos de Natalia son las cartas que no llegan.


Dara Scully. Siempre tan sobrecogedora.

TUS OJOS SE HAN VUELTO MI CENICERO

días y noches te he escrito, la primera frase era no existe Rusia, París no existe.

mis manos se vuelven más y más invisibles, besarte es besar una pared en blanco, y no nos hemos besado.

miro este cuerpo tan cuerpo, cuántos lo han amado (¿quién podría amar un cuerpo perdido?), cuántos inviernos prematuros festejaron en su vientre.

al margen de esta hoja se escribe mi vida, y se asusta y se intenta poesía, se intenta verso claro que fracasa y se vuelve cuerpo.

leo el testamento de Kafka como única carta de amor.

pronto en París caerá la nieve. en Rusia también. otra nieve, vendrá la primavera por vientre.

los que me han amado intentarán volver a mí por la fuerza.

querido, tus ojos se han vuelto mi cenicero. besarte es besar la desventaja del tiempo.

leo el testamento de Kafka, lo único que me queda. mientras, regresan tranquilos los que me quieren santa y desnuda.

Natalia Litvinova, Esteparia

(...)
La piedra. De repente me volví loca.
No podré olvidar si no te escribo.
Revisé lo que tenía tu nombre.
¿Puede ser egoísta el que está solo?
(...)

Natalia Litvinova, Cartas de la locura

3 comentarios:

natalia dijo...

Muchas gracias por estas palabras que llegan hasta acá...

Natalia

Darío dijo...

Preciosa locura.

tormenta dijo...

De nada, Natalia. :)
Que las palabras sigan llegando.

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