22 de agosto de 2011

Marineros

Los cuervos se parecen a las gaviotas. Anidan en los campos, en Phoenix Park, en las afueras y en el corazón del viejo Dublín. Caminan al lado de los turistas más perdidos.

Hay marineros aquí. Todos cogen el tranvía que lleva hasta The Point. Todos llevan tatuajes de marinero y miradas infinítamente azules. 

Siento el mar, porque me he hecho una herida en la rodilla y los panties se me pegan a la sangre. El mar tiene ese sabor a herida. El mar sabe a sudor de sueños raros. El mar tiene esos recuerdos: despertarse todos los días a las 6 de la mañana (una hora menos en esta isla) con la misma pesadilla de aguas estancadas y aceite de coche y neumáticos relamidos por el tiempo y bolsas del plástico debajo de un puente que cruza Fairview Road.

Atardece en mi habitación de esta ciudad. Mi habitación de dos camas. Mi habitación sin espejos. Los relojes conservan el huso horario español. Son días azules sin espejos: días de hambre. Aquí mi cara. Aquí mi acento español. Aquí mi herida. Aquí mi estómago vacío. Aquí, nada: arañas de mil patas, compañeras de cuarto sin espejos.

El mar está muy cerca de esta casa. La costa, las gaviotas, los perros corriendo en la bahía. El mar está muy cerca, pero no oigo las olas. Todos parecen ignorar el mar. Todos parecen olvidar que habitamos islas. 

Solo oigo el frío al atardecer acercándoseme por la espalda. El frío inundado en sudor que me despierta (siempre) a la misma hora (siempre) cada noche. El frío de Dublín, tan lejano. Tan otro.





5 comentarios:

jorge dijo...

"Todos parecen olvidar que habitamos islas"

(...)

buenasnoches

Valentin dijo...

El mar es omnipresente. Allá donde hay un sueño de libertad, donde hay un miedo a la soledad, ahí está el mar. Heridas, sudores, miradas, ventanas. Yo miro por la mía, no veo el mar, pero sé que está.

¡Gracias por recordármelo! Se me ha escapado una lagrimita.

tormenta dijo...

Buenas noches. Que todas se las lleve el mar.

Emily dijo...

todos habitamos islas, pero a veces, nos encontramos. el mar nos comunica (saliva, lágrima, labios, sangre, semen).

no dejes el que viaje termine nunca.

:**

Ignacio Ruy Suvina dijo...

No se habla, cuando pasas hambre, del peso que se pierde y la ropa que cae, acostarse con el estómago vacío y escuchar un vecino hacerse la cena, las fuerzas que te abandonan, lo extraño que se vuelve el cuerpo, los programas de cocina, los films en los que comen...

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