There’s a certain Slant of Light,
Winter Afternoons –
That oppresses, like the Heft
Of Cathedral Tunes –
Heavenly Hurt, it gives us –
We can find no scar,
But internal difference,
Where the Meanings, are –
None may teach it – Any –
‘Tis the Seal Despair –
An imperial affliction
Sent us of the Air –
When it comes, the Landscape listens –
Shadows – hold their breath –
When it goes, ‘tis like the Distance
On the look of Death –
258
Hay un Sesgo de luz,
En las Tardes de Invierno –
Que oprime como el Peso
De los Cantos de Iglesia –
Y Celestial Herida nos inflige –
No deja cicatriz,
Sino una diferencia interna,
Donde el Significado yace –
Nadie puede enseñarlo – Nadie –
Es Desesperación Sellada –
Aflicción imperial
Que del Aire nos llega –
Cuando viene, el Paisaje lo escucha –
Las Sombras – el aliento contienen –
Cuando parte, es como la Distancia
En la mirada de la Muerte –
1861
Foto de F. Woodman |
298
Alone, I cannot be –
For Hosts – do visit me –
Recordless Company –
Who baffle Key –
The have no Robes, nor Names –
No Almanacs – nor Climes –
But general Homes
Like Gnomes –
Their Coming, may be known
By Couriers within –
Their going – is not –
For they’re never gone –
298
Sola no puedo estar –
Pues Multitudes – me visitan –
Innumerable Compañía –
Que a la Llave confunde –
No tienen Vestiduras, ni Nombres –
Ni Almanaques – ni Climas –
Sino Casas abiertas
Como los Gnomos –
Quizá conozcan su Llegada
Los Correos de dentro –
Pero no – su partida –
Porque nunca se va –
1861
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335
‘Tis not that Dying hurts us so –
‘Tis Living – hurts us more –
But Dying – is a different way –
A Kind behind the Door –
The Southern Custom – of the Bird –
That ere the Frosts are due –
Accepts a better Latitude –
We – are the Birds- that stay.
The Shiverers round Farmers’ doors –
For whose reluctant Crumb –
We stipulate – till pitying Snows
Persuade our Feathers Home.
335
No es que Morir nos duela tanto –
Es el Vivir – lo que nos duele más –
Pero el Morir – es camino distinto –
Un Algo tras la Puerta –
La Costumbre Sureña – de los Pájaros –
Que antes de que lleguen las Heladas –
Aceptan más benignas Latitudes –
Nosotros – somos los Pájaros – que se quedan.
Los Ateridos ante las puertas del Granjero –
Por cuya cicatera Miga –
Negociamos – hasta que las piadosas Nieves
Convencen a nuestras Plumas de que vuelvan a Casa.
1862
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