Lo sé. No, no son mías. Si pinchas en la imagen llegarás a la página de la autora. También es la diseñadora de la cabecera que ves actualmente en el blog.
¿Sabes en lo que pensé ayer al acostarme? En la vez que me dijiste hace ya unos años que cada vez que estabas triste el cielo te acompañaba, llovía. Aquí no deja de llover, y yo no dejo de pensar en mi Luna. ¿Estará bien?
Y una cosa más, ¿podemos pasar algún otoño juntas, a ver si la percepción que tengo de él cambia?
Me emociona que sólo al leerme, haya personas como tú, Jorge, que me transmitan su cariño. También me gusta tu blog. Y gracias.
Esa foto es impresionante, me siento un poco usurpadora, porque lo bello de la entrada es tu imagen, más que los tres versos escuetos que he escrito. Y sobre lo del estado de ánimo, no quiero publicarlo, pero te diré que es diciembre, se termina el otoño, me alejo del lugar donde nací, me acerco al día en que nací y que me llaman tormenta. Un abrazo, niña.
7 comentarios:
¿Las fotos también son tuyas? ¡Muy buenas!
Lo sé. No, no son mías. Si pinchas en la imagen llegarás a la página de la autora. También es la diseñadora de la cabecera que ves actualmente en el blog.
Los ojos también renuevan sus hojas.
abrazo,
¿Sabes en lo que pensé ayer al acostarme?
En la vez que me dijiste hace ya unos años que cada vez que estabas triste el cielo te acompañaba, llovía. Aquí no deja de llover, y yo no dejo de pensar en mi Luna. ¿Estará bien?
Y una cosa más,
¿podemos pasar algún otoño juntas, a ver si la percepción que tengo de él cambia?
PD: Gracias por Utilizarme =)
Me emociona que sólo al leerme, haya personas como tú, Jorge, que me transmitan su cariño. También me gusta tu blog. Y gracias.
Esa foto es impresionante, me siento un poco usurpadora, porque lo bello de la entrada es tu imagen, más que los tres versos escuetos que he escrito. Y sobre lo del estado de ánimo, no quiero publicarlo, pero te diré que es diciembre, se termina el otoño, me alejo del lugar donde nací, me acerco al día en que nací y que me llaman tormenta. Un abrazo, niña.
Muere, el otoño, dentro de mí.
Caen flotando sobre el viento los minutos del otoño y mi reloj se viste de nieve.
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