24 de abril de 2012

Contra las ONG o el miedo es el mensaje

Aprendidos los elementos de la noticia de memoria: actualidad, proximidad, prominencia, generalidad, suspense, interés humano, consecuencia y oportunidad. Las cuatro primeras premisas están claras, pero las cuatro últimas nos indican, entre otras cosas, que el periodista ha de dar la verdad jugando con la atención. Delicado equilibrio. Poner un pie en el sensacionalismo y acabar manchado hasta la barbilla depende únicamente de la selección de las palabras y, de la intención, si se trata de añadirle un poco de vendible dramatismo o polémica moralina, sobre todo si hablamos de temas de sociedad (desastres naturales, maltrato, asesinatos, estafas). “Sociedad” es, precisamente, una de las secciones del periódico que más adoctrinan desde la inercia o desde la simple reproducción (sin cuestionamiento) de los valores conservadores de una sociedad concreta y, a la vez, contribuyen a sembrar el principal ingrediente con el que está aderezado cualquier buen informativo: el miedo.

Lo dijo hace bastante tiempo G. Gerbner en la Teoría del Cultivo. Este húngaro nacionalizado estadounidense afirma que la televisión "cultiva" unos valores en la sociedad que la visualiza y que su consumo continuado y excluyente favorece el desarrollo de las actitudes violentas y antisociales y de una visión pesimista y paranoica del mundo (el ‘mean world syndrome’). El espectador intensivo tiende a construir la percepción de la realidad a través de lo que le dicen la televisión y esa percepción es, según los estudios de Gerbner, más pesimista que la se forman quienes tienen fuentes complementarias de información". O de quienes simplemente salen a la calle y ven que el mundo no es tan violento y peligroso como cuando nos enfrentamos a un noticiero, añado. (Fuente: Infoamérica).

Uno de los asuntos o de los ítems incluidos en la agenda setting de la sección de sociedad (a veces cajón de sastre donde entra todo lo que no se incluye en otro apartado), es el relacionado con las ONG. Al contrario de lo que sucede normalmente con los imputados en un juicio, cuya presunción de inocencia, aunque por ley se deba respetar, acaba siendo manipulada a gusto de los medios, las ONG nunca verán su función puesta en entredicho y siempre se da por hecho que su labor es loable y digna de respeto. La primera vez que abrí la boca en primero de periodismo fue para intentar hacer una crítica a las ONG, cuando la profesora y el resto de los alumnos no racionalizaban la labor de estas y estaban dando por hecho, sin un mínimo de pensamiento crítico, su buena voluntad y labor imprescindible. Mi intervención fue un fracaso. Precisamente porque suponer que las ONG son buenas por naturaleza es igual de erróneo que presuponer que todos los médicos son santos, me parece necesario que alguien se atreva (por fin) a meterse con ellas o al menos preguntarse sobre su viabilidad.

Esta crítica la he encontrado en Contra la postmodernidad, el mini-ensayo filosófico-político-literario de Ernesto Castro (Madrid, 1990). Ayudar a los pobres de los países de África: hacer que sobrevivan y sigan viviendo en su miseria y que el ciclo de su pobreza nunca se acabe. Reproducir la miseria. Alargar la miseria. Hacer que la miseria agonice.

¿Qué es lo correcto, entonces? ¿Lo correcto sería dejar que se mueran? No. Eso sería lógico si viviéramos en un mundo que aceptara la selección natural como método para hacer más válidos a unos sobre otros (para nada valdría entonces las políticas de inclusión social o accesibilidad para discapacitados, por ejemplo, que en teoría son individuos más débiles y que tendrían todas las de perder en una batalla “natural”). A un nivel ético resulta inaceptable que la solución a las desigualdades del mundo se resuelve dejando que la selección natural haga su trabajo. Pero es que tampoco a un nivel económico capitalista resulta viable: si los pobres se mueren, los países ricos no sobreviven. Occidente necesita que esos países estén eternamente agonizando, porque de esa manera pueden aprovecharse de ellos.

Mientras estén agonizando, la gran maquinaria neoliberal sigue funcionando casi a la perfección. El nivel de vida (ahora mismo en pleno replanteamiento) de los países desarrollados (o países con niveles mejores de desarrollo, para ser más exactos) se sustenta en el desequilibrio mundial o en el reparto desigual de los recursos naturales. 

Viajé de Madrid a Granada en un autobús que tardó cinco horas y me pasé la mitad del trayecto hablando con mi compañera de asiento. Su aspecto hizo que, después de responder a las típicas preguntas del porqué de mi viaje y de a qué me dedico, le preguntara abiertamente si pertenecía a alguna ONG. Sí. Había estado un año en la selva con los indígenas de Panamá y ahora iba a Granada, donde estaba desarrollando, en un grupo de trabajo, un programa de ayuda a los chavales gitanos. El libro de Castro lo leí entre ese trayecto y el del día siguiente a Baeza y precisamente tenía a una persona delante de la que podía hablar sobre el tema. Pero perdí la oportunidad de preguntarle por sus razones (no personales, sino generales), sobre el sentido de trabajar o de montar una ONG. Sobre cuál es la filosofía o la política de una ONG que ayude a gente a no morir en los países más pobres. Esta última pregunta surgió cuando me contaba emocionada cómo una amiga suya que había vivido muchos años en el Congo había salvado a una madre con su bebé, sin apenas medios ni ayuda médica. Se me planteó rápidamente una duda ética entre salvarle la vida a un individuo concreto y saber que ese gesto no es más que una tirita de plástico en una herida que afecta al 40% de la población mundial. Que salvando a ese niño lo estaba condenando de antemano a una vida mísera y carente de toda igualdad. Conociéndola durante un par de horas me imaginé que me contestaría que le mueve la compasión. O el amor por los demás. Que la conservación de la vida, aunque sea a duras penas, es más importante que cambiar el orden mundial.

Lo que sí me atreví a contarle es que desconfiaba de entrada de la buena voluntad de esas organizaciones y que me parecían de todo menos "no gubernamentales", porque se sustentan tanto económicamente (a través de subvenciones) como moralmente (a través de los valores capitalistas) a través de un gobierno neoliberal. Que no entendía cómo era posible que una ONG enorme consiguiera muchísimos menos resultados que un solo hombre (el caso de Vicente Ferrer me vino a la cabeza) en un país entero.  

Las ONG no buscan realidad a través de sus anuncios televisivos: caen (no digo que intencionadamente) en el sensacionalismo y la representación más absoluta (en contraposición a verdad) al mostrar un anuncio sobre la pobreza en equis país. No buscan la verdad. La pobreza televisada es un espectáculo, no una realidad. Y lo único que consiguen de nosotros es anestesiarnos: meternos más en nuestro sistema, no tener en cuenta la realidad que existe más allá de nuestras fronteras. La representación no es la realidad. La representación es ficción. Es mentira.

Nos contaba un profesor de televisión en la carera de Periodismo que en una noticia, reportaje o similar era mejor poner a un solo niño famélico que poner a 2 o a 100. Esto ocurría a pesar de que el drama de 100 sea mayor que el de uno porque el ser humano se identifica de uno a uno, y el segundo niño que veamos muerto de hambre nos va a importar muy poquito. Así funciona nuestra cabeza egoísta y así es en realidad el proceso de la representación.

No sé cuál es la conclusión de este artículo. Quizá que está mucho mejor vivir en un mundo donde se piense que todos tienen buenas intenciones y son dignos de admiración, más cuando precisamente su propio estatus social impide que se perciban de otro modo. De esta manera se duerme con la conciencia tranquila. Pero en realidad las bienintencionadas ONG buscan unas soluciones inmediatas que no solo no ayudan, sino que imposibilitan, debido a la ética y buena voluntad que desprenden, un cambio de política mundial que de verdad destruya el desequilibrio y consiga que todos los habitantes del planeta podamos vivir dignamente.


5 comentarios:

Gonzalo dijo...

Interesantísimo Sara. Es toda una paradoja. http://es.wikipedia.org/wiki/Catástrofe_malthusiana

BarbaKana dijo...

Opino de igual manera.
Es lastimoso tambien lo "editados" para consumo que estan ya los impulsos humanos medianamente decentes (sin querer entrar en que ayudamos para sentirnos mejor nosotros,solidarios por el placer de empatizar,amamos por la reciprocidad implicita y por que -a nosotros-nos eleva sobre miserias y vacios...el f**ck YO de siempre...aunque imprime estilo no asumirlo y ser guay.
La cultura del miedo es tan evidente ...es facil sumarse a ella por nuestra naturaleza de confrontacion con el medio y los demas,el paternalismo al que nos sometemos hasta limites aberrantes..."el sistema",decimos,cuando a nosotros corresponde ser individuos...la libertad es algo que nace de nosotros mismos no es algo que nos otorguen otros,y nos compete a nosotros ser distintos y reconocibles,sobre todo ante hipocresias historicas que reconocerian niños de colegio(luego cuando crecen la cosa se jode).
Bravo por subrayar lo evidente,que paradojicamente ,está oculto en el subconciente sedado del publico.

Irene dijo...

Hola Sara:
Es cierto que una parte de las ONG (puede que la mayoría) que existen se dedican a una labor asistencialista, lo que provoca la continuidad de la situación conocida como desfavorable. Pero también la mayoría de las ONG que practican la cooperación internacional mantienen en activo otro tipo de acciones que no son asistencialistas como aquellas que se dedican a la sensibilización y a la formación de trabajo comunitario, es decir que intentan proporcionar ciertos instrumentos para la movilización de la población pero manteniendo el papel de acción en las propias personas, o sea que el agente de cambio sea las propias personas afectadas (como muchas organizaciones y asociaciones que se dedican a preservar, reforzar o implantar los derechos de los indígenas). Es cierto que la gran mayoría combina estas dos acciones, la asistencialista y la de educación comunitaria.
Lo problemático es que lo que vende es todo lo referente a lo asistencialista porque con esta forma, estás viendo los resultados inmediatamente (lo que da herramientas a las ONG para darse mayor publicidad no siempre acertada) por ejemplo, una población de un lugar determinado que no tienen una alimentación adecuada, una ONG prepara un proyecto para proporcionar un lote de alimentos a estas personas, la ONG sustentada por subvenciones hace lo que tu bien dices poner un parche que a medio plazo terminara reventando. La organización seguirá ganando adeptos con este proyecto porque puede demostrar que tiene efectividad (aunque solo sea durante un tiempo).
Y la sociedad dice que cuando tienes hambre o alguna necesidad que se crea inmediata la acción comunitaria, el querer crear una conciencia crítica o proporcionar unos instrumentos para que ésta aparezca, no son urgentes, y en parte es cierto. Si vives en unas condiciones pésimas, lo que más te urge es alimentar a tus hijos o a tu familia o a ti mismo, pero si solo proporcionas una ayuda asistencialista sin un límite de tiempo estas cumpliendo toda esa crítica (acertada) que escribiste.
En mi opinión, la ayuda asistencial es necesaria cuando la situación lo exija y cuando le acompañe un proyecto de acción comunitaria, teniendo en cuenta que la ayuda asistencial tiene que tener una vida muy corta (como una ayuda de emergencia social) y la acción comunitaria da sus primeros frutos a medio largo plazo (hay varios tipos de acción comunitaria entre las ONG es común enviar a personas a los países a que la realicen porque esto da mucha más publicidad pero también existe la posibilidad de dotar a personas nativas para que la desarrollen ellos, que parta de la población y para la población). Porque las personas afectadas no ven el problema como tú los ves, sus necesidades más inmediatas pueden no ser las mismas que tú habías creído y a lo mejor piensas que sería más efectivo o que causaría mas cambio un proyecto que no sea asistencial pero la población del lugar, no lo ve así, es decir empatía.
Estoy de acuerdo contigo, hay que ser críticos con todos los organismos que se dediquen a lo social o a lo público (por no decir que se debería ser críticos y auto críticos con todo), pero creo que te estás refiriendo a las ONG que se dedican solo a las medidas asistencialistas, pero no todas se dedican sólo a ellas. También es cierto que mucha de la publicidad que realizan estas organizaciones en vez de ayudar o de sensibilizar, lo que provocan es la cronicidad de la situación.
Bueno, toda la parrafada a parte, ¿ cómo te va la vida? ¿Qué tal por Alemania?

Un saludo y un abrazo.

tormenta dijo...

Gracias por los comentarios y por el respeto que desprenden. Echaba de menos un diálogo así en los blogs.

Sobre lo de la política asistencialista: no conozco el funcionamiento interno de las ONG ni sus políticas de acción. Pero lo que más me gustaría conocer es lo que hay detrás: sus estatutos, sus ideas, sus objetivos, su filosofía. Porque la publicidad es un elemento muy poderoso y no solo busca alcanzar los objetivos, sino que también desprende su propia imagen "de marca".

Es decir, como en otras ocasiones, hablo no solo desde lo que sé (que es más bien poquito), sino desde lo que observo, lo que veo y lo que me llama la atención. Me gusta que puntualices, porque a más información precisa, mejores conclusiones.

Es evidente, y creo que nadie ha errado en interpretarlo, que no estoy diciendo que las ONG sean innecesarias o deban suprimirse o que su labor no tenga sentido, sino si ellas mismas se han planteado cuál es su función en el panorama internacional y si no gastan demasiado tiempo y esfuerzo en autogestionarse (y en conseguir fondos, que no olvidemos que es lo que persiguen las campañas) y poco en lo que verdaderamente se habían planteado en un principio.

y si ese planteamiento (vamos a salvar a los niños de tal población, vamos a ayudar a no morir de hambre a tal país) no choca frontalmente con la política mundial y en realidad no sigue ayudando a que el sistema se siga beneficiando del pobre (que recibe ayuda y sigue siendo pobre). Hasta qué punto ellos quieren cambiar el mundo, me pregunto. Que no digo que yo sea mejor, estando sentada y preguntándomelo, por supuesto.

Irene dijo...

Bueno, yo tampoco es que sepa mucho, se lo general pero en especifico pues no, es decir, he visto estatutos como los que pueden tener las ONG pero no he visto uno real. Sé que por ejemplo para crear una asociación, tiene que establecer unos estatutos en los que se regulan los organigramas, los fines, objetivos, financiación y demás. Cada asociación tiene la suya propia según a la población a la que se dirige, si hablamos de ONG ellas nacen presentando un proyecto para la aprobación del estado, si este le da el visto bueno recibe cierta subvenciones, las asociaciones pueden solicitar subvenciones aunque a estas se las pueden denegar, a las ONG tienen como un mínimo anual.
Se supone que las acciones que lleven a cabo (ya sean asistenciales o no) tienen que dar respuesta a los objetivos planteados en el momento de su creación. Muchas ONG o asociaciones pecan de dar publicidad de solo aquellas medidas que pueden ser más bonitas (que suelen ser las asistenciales por lo de que se ven más los resultados) para ganar más con ello, hasta que punto eso les beneficia teniendo en cuenta los objetivos principales, es decir, hasta que punto esa publicidad concuerda o se relaciona con los objetivos planteados en un principio, pues queda a juicio de cada persona ya que puedes comparar los objetivos de la ONG con la publicidad dada.
Yo creo que tienes toda la razón en lo referente a la publicidad muchas veces esta no beneficia a que se desarrollen los objetivos planteados en un principio, y es más, perjudica la situación y la empeora cronificándola.
Es cierto que todas las personas que trabajan en lo social, ya sean asociaciones ONG o centros públicos, trabajan porque existen problemas sociales (exclusión, marginación, pobreza etc.) en el momento en que estos desaparezcan, se quedaran sin trabajo. Si tenemos en cuenta que supuestamente, nacen para acabar con estos problemas pero al hacerlo también acabaría su trabajo es de suponer que muchas de las ONG estén corruptas (por decirlo de alguna manera) ya sea de forma legal o ilegal. Es decir ya sea lucrándose económicamente (ilegal) o haciendo campañas que no solucionan nada y que posiblemente no cumplan los objetivos planteados en un principio (legal).
Lo que creo es que cada ONG o asociación es un mundo, para comprobar si su método de trabajo, sus campañas o sus acciones son consecuentes con los objetivos y fines y que se corresponden con tu manera de ver las cosas y de pensar hay que informarse y aun así muchas veces no lo ves hasta que estás trabajando o haciendo voluntariado en ellas.
Estoy de acuerdo con la reflexión que haces en el texto, solo quería hacer un pequeño aporte :)

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