No decir. Ángel de la Torre (Lucena, 1991) expresa la poesía críptica del no decir: el silencio intermitente donde se esconde el cuerpo. Su libro, el primero, Uno partido (Vertical Ediciones, 2011), uno de los descubrimientos más sorprendentes de este año que acaba. Él es doblemente recurrente en mi vida: compañero de la antología Tenían veinte años y estaban locos y amigo personal de una de las chicas que comparte Erasmus conmigo en Alemania.
Pero volvamos a su poesía. Volvamos, entonces, a la vida, sabiendo que no sabemos qué es vivir. Comprobar que uno vive y no hallar nada, sentencia De la Torre. La piel es un fragmento del instante, dice con voz tierna pero grave y recorro mi epidermia en busca de esas mismas palabras, tal vez, con otro timbre, pero las mismas palabras, al fin y al cabo.
Delicioso cuando dice "útero", "piel", "sexo". Pero siempre en una duda, en la pregunta que es la vida, en un saber que el mundo "es", pero sin saber qué diferencia hay entre la muerte y la palabra (= la vida y el silencio). Los muertos se exhiben, pero quién pierde, / si el paso ha sido el último. Porque la sangre no interroga. La sangre está quieta, sea un parto o un poema. Y aun así, existimos.
Ahora o siempre
Alcanzar la atalaya y olvidar la distancia.
Y no decir,
apretar las arterias que recorren tu cuerpo
hasta encontrar el pozo.
Inundar el papel
como añoranza de tus manos.
La lejanía es virgen.
Y no decir
algo gotea de tu boca
como este dedo
acariciando el infinito.
Miro hacia otra parte.
Escapa el infinito. Terminar diciendo
y no decir,
y no decir.
Ángel de la Torre
2 comentarios:
"algo que gotea de tu boca
como este dedo
acariciando el infinito"
Me ha gustado mucho la imagen, un dedo que acaba sus caricias pero que, como la sangre que describes, está quieto, expectante. En resumidas cuentas, "y no decir".
Qué bueno. Gracias.
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