16 de junio de 2011

Pestañas quemadas

Me fustigué con tu confianza,
bailé esta danza sin pareja
cuando la música estaba en silencio.
Me venció el pánico:
el dolor crece despacio.
Me hice más fuerte, más frio y más vacío.
Todo tiene precio, 
todo vicio contigo acaba,
hablando solo, me di cuenta de que ya no escuchaba.
Yo vagaba en el olvido en busca de compañía,
pero al recuerdo no se le engaña.

  El tonto sueña, el tonto se empeña,
hasta que el insomnio quema tus pestañas,
devora tus entrañas, la paciencia se desborda,
la esperanza a tu llamada se hace sorda.

Hablando solo

Foto de Siera.



Restregarme los recuerdos por la cara.
Nada.
Tampoco así hace calor.

Ver, por último,
la cara del engaño.

Me huele la ropa a otros cuerpos.
Y, sin embargo.
Aún.

Demasiados abrazos.

Tanta piel

    a la intemperie.

2 comentarios:

Emily dijo...

qué dolor,
tanta piel,
¿es necesaria?
¿es soportable?

Carlota Garrido dijo...

TANTA PIEL ENTRE VOS Y EL ABISMO

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