29 de abril de 2011

Carta sin destinatario

Porque te veo cuando publique mi primer libro, 
y en las noches de insomnio mientras lo escribía...
(06/III/08)

Esta actualización es completamente post-adolescente y visceral. Contad  con que la borraré en uno u otro momento. Pero necesito colgar estas palabras, que espero sean las últimas sobre este asunto:

Reconozco que no he podido cerrar aquella cuenta aún, con todas nuestras fotos. Me he puesto una fecha. Una fecha marcada en el calendario de mi habitación, de la habitación en la que no puedo vivir. Tengo miedo de ser yo la única que recuerde todas esas fotos diarias que no vas a guardar, todos esos textos que te escribí y que se perderán como lágrimas en la lluvia. Odiabas una palabra que nunca escribí para ti. Decías que se le decía solamente a los muertos. Eso me lo dijiste cuando llovía y yo lloraba. Recordaré todos los esfuerzos que hice y que no supiste, todas las conclusiones a las que llegué sin que pensaras siquiera en ello. Recordaré todos los textos que colgaste para mí. Repasaré todos los mensajes. Todas las palabras. Las palabras, que no nos salvan del olvido.

Aquella canción que sonaba y aquellas fotos. Ojalá me devolvieras el álbum que te regalé, las fotos, los recuerdos. Ojalá no te hubiera regalado nunca aquel cuaderno. Ojalá se pudieran borrar cinco años de una vida. Lo haría, si pudiera. Para mí no valen nada ya.

No puedo evitar pensar en todos los dolores que comprendías hasta el tuétano. Mi corazón blando, mi mente-espejo, la gente cruel. Ojalá supieras quién se ha puesto en contacto conmigo, como si hubiera olido la catástrofe. 

Ojalá alguien en este mundo muestre una décima parte de la compasión que yo he tenido contigo, de la completa entrega, de la paciencia y la comprensión ante tus propias contradicciones, tus delirios, tus arrebatos. Tus manías más enrevesadas y más crueles. Todo es precioso ahora, ¿verdad? Yo soy una histérica, una loca, una extranjera. Las raspas. La espina. El ser enfermo. Tú no eres menos. ¿Cómo puedes ser feliz así? Si esto tiene una intención en tu retorcida mente, como lo ha tenido cada mínimo movimiento de tus labios y de tus gestos durante los meses pasados, te has equivocado. No me conoces todavía. Ya no me conoces.

¿Ves cómo me estoy yendo?

Para mí eres sombra. Para mí no existes. Para mí has muerto.

Adiós.




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